
La fiesta de volver a jugar, es la definición de lo que ocurre en Ceci BBC de Gálvez, los viejos compañeros que se alinearon detrás de un proyecto que Javier Ceci impulsó y produjeron el volver a vivir basquetbolístico de una institución con gran pasado.
La historia que se hizo con aquellos hermanos que fundaron el Club, que se hace recuerdo en el “Titi” Manasero , el “Ruso” Prus y tantos que marcaron el camino para proyectarse en un tal Andrés Nocioni.
La historia que se hizo con aquellos hermanos que fundaron el Club, que se hace recuerdo en el “Titi” Manasero , el “Ruso” Prus y tantos que marcaron el camino para proyectarse en un tal Andrés Nocioni.
La tarea era grande, pero la pasión la convirtió en placentera, desde el acondicionamiento del estadio “Andrés Nocioni” con el aporte del propio trabajo, destinando tiempo y esfuerzo, hasta la parte administrativa de los fichajes de jugadores.
Pero ahora están muchos compañeros que comienzan a construir nuevos recuerdos y que el básquet esté reviviendo con “Los Chapulines” desde las formativas es el gran mérito , que va más allá de un resultado deportivo, porque provocaron la posibilidad a una populosa barriada de contener a muchos chicos en el deporte.
Y están esos “locos lindos“, los que sueltan el grito ausente de tantos años en una cancha de básquet , volviendo a vivir ese sentido de pertenencia al club , esa droga que moviliza y desafía obstáculos , que no sabe de tiempos y horarios… donde el corazón manda y la razón no explica.
Y convocar cerca de 500 espectadores jugando de local y sin ganar ningún partido , es el gran campeonato que ganaron , los que acompañan y cuelgan sus trapos , que transforman un corte de luz en medio de un partido, en el momento de juntarse al grito de Vamo…Vamo..Vamo.. Ceci !!!!! en una ronda interminable , que contagia y emociona.
Bienvenido Ceci, el básquet agradecido!!!!
Esta es la carta que escribió Horacio Prus y que compartimos:
“Cuando la pasión supera a la razón”
Que fenómeno inexplicable que es el Ceci BBC. Estuvo ausente en el básquet por casi 20 años y un día volvió.
En un par de meses juntó más de cien pibes ávidos de picar la pelota naranja, conformó un grupo de jóvenes dirigentes con unas ganas insuperables de escribir una nueva historia.
Entre idas y venidas, con mucho esfuerzo, recuperó un estadio que hoy enorgullece a toda una ciudad.
Ante la incredulidad de dirigentes de distintas localidades logró armar equipos de 7 categorías inferiores y una primera división para competir en la Liga del Oeste.
Hasta acá todo muy difícil, pero podría no asombrar a tanta gente; pero lo que no deja de asombrar a propios y a extraños, es la mística y el sentimiento que envuelven a todo un club, a todo un barrio.
Van seis fechas y Ceci (salvo en Escuelita y en Pre mini que no se anotan puntos) perdió todos los partidos de todas las categorías, con el agravante que, salvo en primera donde pudo haber ganado algún partido, en todos los casos, las diferencias rondaron entre los 50 y 80 puntos.
Si, leyó bien, no le ganamos a nadie, y las perspectivas no son las mejores en el corto plazo.
Entonces, cuál es el merito se preguntará.
Sinceramente no sé cómo explicarlo, pero los que andan por el Club se darán cuenta que en Ceci se respira un aire triunfal, como si estuviéramos cerca de ganar un campeonato. El tipo que escribe esto ¿estará al borde de la locura?, se preguntará otra vez el lector, pero no, no estoy loco; lo invito al Club Ceci, pasen y vean, es de no creer.
Ceci pierde todos los partidos y mete 500 personas, las que uno supone, después de semejantes resultados, que se irán a sus casas tristes y con la cabeza gacha. Pero no, nada de eso, esas quinientas almas, aún perdiendo por treinta puntos y a cinco minutos del final, no paran de gritar: “Olé Olé olé olé olé olé olá, cada día te quiero más, yo, soy de Ceci” y también : “…que de la mano del Javi Ceci, todos la vuelta vamos a dar”.
Mientras eso pasaba yo estaba parado al lado de dos dirigentes del equipo visitante que no salían de su asombro, y por lo bajo comentaban:
-”estos tipos están locos”
-”imaginate si fueran ganando”.
Y sí, estamos todos un poco locos, en Ceci pasan cosas locas, como por ejemplo que el mentor del proyecto “Javi" Ceci (destacado ex jugador del TNA, con dos ascensos en sus costillas) hace más de un año que se pasa 8 o 10 horas adentro del club, pintando, haciendo de albañil, armando la logística de los viajes, llevándose camisetas a lavar a su casa y entrenando a los pibes sin cobrar un solo peso. Si, leyó bien, todavía no le pudimos pagar un solo peso.
Y no solo eso, su negocio, además, paga una publicidad al Básquet y su hijo, el gran Mateo, paga la cuota deportiva como cualquier hijo de vecino; o sea, pone dinero para trabajar (raro en la Argentina de hoy, no?).
El otro técnico, Pablito Chiavarini (que no tiene raíces en el club, pero que fue adoptado como hijo propio por su compromiso con el proyecto y porque los chicos lo adoran) tampoco pudo cobrar aún, ni un solo peso; y los dos tienen cada día más ganas de trabajar.
Otra locura, un jugador (peluquero él) con ofertas de otros clubes inalcanzables para las alicaídas arcas de nuestro club, resigna dinero y prestigio para jugar en Ceci, el club de sus amores (y para no ser la excepción también paga al Básquet, una publicidad de su peluquería).
Otra más: una vieja gloria del Club (le dicen “Pato” y en sus épocas gloriosas usaba la nº 4), está disponible para lo que haya que hacer a la hora que sea, desde cocinar choripanes en los partidos, hacer de aguatero, de pintor, de dirigente (y siguiendo la línea, paga una publicidad de su comercio para el básquet)
Otra, los jugadores de primera, no solo que no cobran un peso sino que ponen sus autos para cuando jugamos de visitantes.
A veces me asomo a mirar las prácticas y realmente pareciera que estamos por jugar una final de la NBA contra los Lakers. La motivación, las ganas y el compañerismo no dejan de asombrar.
Después del último partido, que perdimos por 30 puntos, nos juntamos los jugadores, dirigentes, ex jugadores y colaboradores a comer un cordero. Créanme que había un clima triunfal como si acabáramos de ganar una final, prolongando la velada hasta altas horas de la madrugada.
Señores, el Básquet de Ceci está de pie!!!!!!!!!!
Hagamos un esfuerzo entre todos para que el fuego sagrado no se apague nunca más.
No nos despertemos de este sueño en que la pasión le ganó por goleada a la razón.
No nos dejemos vencer por los “Refutadores de leyendas” que dirán que esto es algo pasajero, que no puede ser cierto.
Los resultados deportivos con el tiempo llegaran, pero ya hoy, más de un centenar de pibes están siendo contenidos, alejándose de las tentaciones que ofrece la calle y quitándoles al menos unas horas frente a un televisor o a un monitor de una PC.
Están todos invitados, vengan, pasen por el Club Ceci y vean, les aseguro que es de no creer.”
Pero ahora están muchos compañeros que comienzan a construir nuevos recuerdos y que el básquet esté reviviendo con “Los Chapulines” desde las formativas es el gran mérito , que va más allá de un resultado deportivo, porque provocaron la posibilidad a una populosa barriada de contener a muchos chicos en el deporte.
Y están esos “locos lindos“, los que sueltan el grito ausente de tantos años en una cancha de básquet , volviendo a vivir ese sentido de pertenencia al club , esa droga que moviliza y desafía obstáculos , que no sabe de tiempos y horarios… donde el corazón manda y la razón no explica.
Y convocar cerca de 500 espectadores jugando de local y sin ganar ningún partido , es el gran campeonato que ganaron , los que acompañan y cuelgan sus trapos , que transforman un corte de luz en medio de un partido, en el momento de juntarse al grito de Vamo…Vamo..Vamo.. Ceci !!!!! en una ronda interminable , que contagia y emociona.
Bienvenido Ceci, el básquet agradecido!!!!
Esta es la carta que escribió Horacio Prus y que compartimos:
“Cuando la pasión supera a la razón”
Que fenómeno inexplicable que es el Ceci BBC. Estuvo ausente en el básquet por casi 20 años y un día volvió.
En un par de meses juntó más de cien pibes ávidos de picar la pelota naranja, conformó un grupo de jóvenes dirigentes con unas ganas insuperables de escribir una nueva historia.
Entre idas y venidas, con mucho esfuerzo, recuperó un estadio que hoy enorgullece a toda una ciudad.
Ante la incredulidad de dirigentes de distintas localidades logró armar equipos de 7 categorías inferiores y una primera división para competir en la Liga del Oeste.
Hasta acá todo muy difícil, pero podría no asombrar a tanta gente; pero lo que no deja de asombrar a propios y a extraños, es la mística y el sentimiento que envuelven a todo un club, a todo un barrio.
Van seis fechas y Ceci (salvo en Escuelita y en Pre mini que no se anotan puntos) perdió todos los partidos de todas las categorías, con el agravante que, salvo en primera donde pudo haber ganado algún partido, en todos los casos, las diferencias rondaron entre los 50 y 80 puntos.
Si, leyó bien, no le ganamos a nadie, y las perspectivas no son las mejores en el corto plazo.
Entonces, cuál es el merito se preguntará.
Sinceramente no sé cómo explicarlo, pero los que andan por el Club se darán cuenta que en Ceci se respira un aire triunfal, como si estuviéramos cerca de ganar un campeonato. El tipo que escribe esto ¿estará al borde de la locura?, se preguntará otra vez el lector, pero no, no estoy loco; lo invito al Club Ceci, pasen y vean, es de no creer.
Ceci pierde todos los partidos y mete 500 personas, las que uno supone, después de semejantes resultados, que se irán a sus casas tristes y con la cabeza gacha. Pero no, nada de eso, esas quinientas almas, aún perdiendo por treinta puntos y a cinco minutos del final, no paran de gritar: “Olé Olé olé olé olé olé olá, cada día te quiero más, yo, soy de Ceci” y también : “…que de la mano del Javi Ceci, todos la vuelta vamos a dar”.
Mientras eso pasaba yo estaba parado al lado de dos dirigentes del equipo visitante que no salían de su asombro, y por lo bajo comentaban:
-”estos tipos están locos”
-”imaginate si fueran ganando”.
Y sí, estamos todos un poco locos, en Ceci pasan cosas locas, como por ejemplo que el mentor del proyecto “Javi" Ceci (destacado ex jugador del TNA, con dos ascensos en sus costillas) hace más de un año que se pasa 8 o 10 horas adentro del club, pintando, haciendo de albañil, armando la logística de los viajes, llevándose camisetas a lavar a su casa y entrenando a los pibes sin cobrar un solo peso. Si, leyó bien, todavía no le pudimos pagar un solo peso.
Y no solo eso, su negocio, además, paga una publicidad al Básquet y su hijo, el gran Mateo, paga la cuota deportiva como cualquier hijo de vecino; o sea, pone dinero para trabajar (raro en la Argentina de hoy, no?).
El otro técnico, Pablito Chiavarini (que no tiene raíces en el club, pero que fue adoptado como hijo propio por su compromiso con el proyecto y porque los chicos lo adoran) tampoco pudo cobrar aún, ni un solo peso; y los dos tienen cada día más ganas de trabajar.
Otra locura, un jugador (peluquero él) con ofertas de otros clubes inalcanzables para las alicaídas arcas de nuestro club, resigna dinero y prestigio para jugar en Ceci, el club de sus amores (y para no ser la excepción también paga al Básquet, una publicidad de su peluquería).
Otra más: una vieja gloria del Club (le dicen “Pato” y en sus épocas gloriosas usaba la nº 4), está disponible para lo que haya que hacer a la hora que sea, desde cocinar choripanes en los partidos, hacer de aguatero, de pintor, de dirigente (y siguiendo la línea, paga una publicidad de su comercio para el básquet)
Otra, los jugadores de primera, no solo que no cobran un peso sino que ponen sus autos para cuando jugamos de visitantes.
A veces me asomo a mirar las prácticas y realmente pareciera que estamos por jugar una final de la NBA contra los Lakers. La motivación, las ganas y el compañerismo no dejan de asombrar.
Después del último partido, que perdimos por 30 puntos, nos juntamos los jugadores, dirigentes, ex jugadores y colaboradores a comer un cordero. Créanme que había un clima triunfal como si acabáramos de ganar una final, prolongando la velada hasta altas horas de la madrugada.
Señores, el Básquet de Ceci está de pie!!!!!!!!!!
Hagamos un esfuerzo entre todos para que el fuego sagrado no se apague nunca más.
No nos despertemos de este sueño en que la pasión le ganó por goleada a la razón.
No nos dejemos vencer por los “Refutadores de leyendas” que dirán que esto es algo pasajero, que no puede ser cierto.
Los resultados deportivos con el tiempo llegaran, pero ya hoy, más de un centenar de pibes están siendo contenidos, alejándose de las tentaciones que ofrece la calle y quitándoles al menos unas horas frente a un televisor o a un monitor de una PC.
Están todos invitados, vengan, pasen por el Club Ceci y vean, les aseguro que es de no creer.”